jueves, 16 de febrero de 2017

FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA PEDAGÓGÍA

1.   La ciencia contemporánea

La ciencia (del latín scientia, "conocimiento"), es un conjunto ordenado de conocimientos, que explican las causas y las relaciones que se dan entre los seres, los fenómenos y sus propiedades. El saber científico no aspira a conocer las cosas superficialmente, sino que pretende entender las causas de lo que existe y de lo que ocurre, porque al entender las causas se comprenden mejor los efectos.
El conocimiento científico, se distingue del conocimiento espontáneo o vulgar, por la forma metódica y sistemática en la que se obtienen, siendo la tradición o la experiencia el origen de los conocimientos vulgares.
La ciencia es descriptiva, explicativa, definitoria, etc., investiga qué son las cosas, cómo actúan, cómo se relacionan, cuando, dónde, por qué.
Las ciencias pretender establecer leyes, basadas en las características comunes de las cosas y en la repetición de los fenómenos.
Podemos decir que el objetivo de la ciencia es conocer la realidad, comprenderla, para ponerla al servicio de la humanidad, pues, el ser humano se dedica a la ciencia movido por su afán de saber e instigado por sus infinitas necesidades.
En este marco, puede reconocerse que existen diferentes puntos de vista acerca del valor de la ciencia:
·         Valor explicativo de la ciencia
Einstein comparaba la ciencia con una novela policial. Se trata de un misterio no resuelto, del cual no podemos estar seguros que tenga solución. El libro viene a ser la naturaleza, todo lo que existe. A medida que lo leemos vamos conociendo más acerca de sus personajes, nos emocionamos, descubrimos pistas, etc. Pero a pesar de que leamos mucho estamos lejos de la solución y no sabemos con seguridad si ésta existe. Pudimos explicar ciertos datos de manera coherente pero luego aparecen otros que nos hacen cambiar de parecer. En las novelas policiales llega un momento en le que se disponen de todos los datos, en la novela policial de la naturaleza nunca se disponen de todos los datos. Tampoco se puede ir a la última página del libro a ver la solución. El hombre de ciencia tiene que buscar los datos ordenarlos coherentemente. Pero el científico no cuenta con un crimen ya cometido, tiene que cometerlo él, para luego investigarlo.
Para Einstein y para muchos hombres de ciencia contemporáneos, el misterio será siempre indescifrable, para éstos el mundo físico tiene una racionalidad que la ciencia se esfuerza por descubrir.
·         Valor descriptivo de la ciencia
La ciencia debe limitarse a darnos una descripción clara y económica de los hechos positivos. Sostiene que la ciencia tiene que observar un solo campo y trabajar en él: el de las sensaciones que es todo lo que podemos conocer. No es necesario hablar de causas ni de fuerzas misteriosas, sólo debemos decir “sucede esto” o “esto otro”, etc. Podemos descubrir relaciones que nos , prever que sucederá, pero nada más.
·         Valor predictivo de la ciencia
Las ciencias no se limitan a describir lo que ocurre, sino que, a través del conocimiento acumulado, intenta predecir lo que ocurrirá en cualquiera de las esferas de la realidad. Algunas de éstas ha logrado conocer más el ser humano, otras en cambio guardan aún grandes y profundos secretos; por ello, en las primeras el valor predictivo es superior que en las segundas, provocando con ello, en muchos casos, males significativos. Por ejemplo, en la medida en la que no se pueda predecir un tornado, se tendrá que soportar sus consecuencias sin mucha posibilidad de evitarlas
·         Valor práctico y social de la ciencia
Una interpretación contemporánea atribuye a la ciencia un simple valor práctico o instrumental. Establece que una teoría científica sólo tiene sentido por las consecuencias prácticas que pueden derivar de ella y, que las leyes científicas son simplemente normas de acción.
Es así que, en el siglo XIX se veía a la ciencia como la única posibilidad de salvación de la humanidad, pues, se consideraba que el conocimiento científico podía permitirnos conocer y dominar la naturaleza. A finales del siglo XX y en lo que tenemos vivido del siglo XXI, las ciencias están siendo relativizadas, porque el conocimiento científico ya no es considerado ni universal ni perfecto ni eterno, sino una circunstancial forma de entender la realidad. También hoy las ciencias son cuestionadas porque parece que muchas perdieron su vocación de servicio a la humanidad, convirtiéndose en simples recursos para amasar inmensas fortunas.

2.    LA EPISTEMOLOGÍA


Como ya se sabe, el conocimiento humano ha sido tradicionalmente un importante objeto de estudio de la Filosofía.Gnoseología”, “Epistemo­lo­gía” o, simplemente, “Teoría del Conocimiento” son términos muy usua­les con que se denomina ese campo especializado dentro de la filosofía. (En origen, el término epistemología era sinónimo de gnoseología, entendidos ambos como teoría del conocimiento. Sin embargo, conviene aclarar que este segundo sentido se refiere al conocimiento en general, mientras que el primero –epistemología- debe tomarse como conocimiento científico.)

La Epistemología (del griego, episteme, “conocimiento”; logos, “teoría o tratado”), es una rama de la filosofía que investiga los problemas referidos al conocimiento humano. Problemas tales como: ¿qué es el conocimiento?, ¿en qué se diferencia el conocimiento llamado vulgar, del conocimiento científico?, ¿es posible el conocimiento?, ¿cuáles son los fundamentos del conocimiento científico? ¿Cuáles serías sus límites?, ¿cuál es su valor? Como suele suceder en todas las áreas de la Filosofía, las respuestas son, a través de la historia, múltiples y frecuentemente divergentes e in­compatibles entre sí.

Aunque tales respuestas se han venido produciendo desde épocas muy remotas, es en el siglo XX cuando adquirieron su mayor relevan­cia, hasta el punto de que expresio­nes tales como “Filosofía de la Cien­cia” o “Metodología de la Ciencia” resultan imprescindibles en el lenguaje académico actual. A pesar de su gran complejidad y controversialidad, es sencillo explicar el interés, la importancia y la relevancia histórica del tema: preguntarse por el conocimiento científico equivale, en términos muy generales y primiti­vos, a preguntarse por la validez o credibilidad que tienen ciertos da­tos cognoscitivos sobre otros; equivale a preguntarse por la garantía o seguridad que ofrece un planteamiento cualquiera en cuanto posible fun­damento de las acciones humanas. En tal sentido, unas preguntas como, por ejemplo, “¿Cómo sé que lo que dices es verdad?” o “¿Cómo sé que puedo guiarme por tus explicaciones e informaciones respecto a esta du­da?” revelan la importancia de la epistemología y, la necesidad del conocimiento sistemático y científico. Es así como esta área filosófica  se ha con­vertido en uno de los grandes núcleos de interés humano, sobre todo en este siglo, cuando han revolucionado prácticamente todos los conoci­mientos anteriores y, cuando la tecnología, derivada de la ciencia, ha de­mostrado su gran poder de penetra­ción y control sobre el comportamiento de la naturaleza y del ser humano.

Para comprender mejor lo que es la epistemología y de esa forma saber la naturaleza, la validez y los límites de los conocimientos que forman el contenido teórico de la pedagogía, ahondaremos el problema del conocimiento.


2.1 EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO


Todo conocimiento es una relación entre el sujeto, que es el que conoce (por ello “sujeto cognoscente”), y el objeto que es conocido (“objeto de conocimiento”). A estos factores se suma la relación que se da entre ellos. Estos son los tres elementos que hay en todo conocimiento.
La epistemología estudia la relación entre el sujeto y el objeto y todos los problemas que esa relación plantea. Se plantea preguntas como por ejemplo: si esa relación es posible, cuál es el origen de esta, su naturaleza, sus límites, etc.

El conocimiento puede ser entendido de diversas formas: como una contemplación, como una asimilación o como una creación. Es una contemplación porque conocer es ver, una asimilación porque es nutrirse y es una creación porque es engendrar. Para el mundo griego es una contemplación, para el mundo medieval es una asimilación y para el mundo moderno es una creación. Los representantes de estas concepciones pueden hallarse en Platón, Santo Tomas y Hegel, respectivamente.

El origen, el valor y el objeto del conocimiento también son entendidos de distintas formas.
El origen del conocimiento para los racionalistas está en el espíritu humano, para los empiristas en la experiencia, para los críticos es el producto tanto de la razón, como de la experiencia.

El valor del conocimiento para el dogmatismo no tiene límites, cree que los hombres pueden conocer la realidad tal cual es. El escepticismo (en griego, skeptesthai, “examinar”), niega la posibilidad de alcanzar el conocimiento de la realidad, como es en sí misma, fuera de la percepción humana; por extensión la palabra escepticismo significa también duda de lo que es generalmente aceptado como verdad. Para el relativismo no existen verdades absolutas y, al no existir éstas, sólo se puede conocer la realidad en forma relativa, es decir, de acuerdo al contexto y las circunstancias. El empirismo, afirma que todo conocimiento se basa en la experiencia, mientras que niega la posibilidad de ideas espontáneas o del pensamiento a priori. El criticismo somete a crítica la posibilidad del conocimiento, sus límites y sus fuentes. El positivismo que admite únicamente el método experimental y rechaza toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto, aunque en nuestros días se hizo presente un movimiento neopositivista que destaca en filosofía la importancia del análisis del lenguaje y de la metodología científica.

Como se verá, las concepciones que existen sobre el conocimiento son muchas, variadas y contradictorias en muchos casos. La postura que tome en este sentido el cientista de la educación, influirá nos sólo en su forma de concebir los conocimientos que se tienen o se logren sobre educación, sino también sobre su acción pedagógica, así podrá ser “dogmático”, “crítico”, “escéptico” o “positivista”
Las concepciones acerca del objeto del conocimiento dividen a las ciencias en formales y de la realidad, pero eso lo veremos más adelante en la clasificación de las ciencias.

2.2.    CARACTERISTICAS DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO


Evitando adoptar una de las posturas descritas líneas arriba, podemos decir en términos generales que el conocimiento científico es un saber crítico (fundamentado), metódico, verificable, sistemático, unificado, ordenado, universal, objetivo, comunicable (por medio del lenguaje científico), racional, provisorio y que explica y predice hechos por medio de leyes.
·          El conocimiento científico es crítico porque trata de distinguir lo verdadero de lo falso. Se distingue por justificar sus conocimientos, por dar pruebas de su verdad. Es fundamentado, porque intenta demostrar lo cierto de su afirmación.
·          Se fundamenta a través de los métodos de investigación y prueba El investigador sigue procedimientos, desarrolla su tarea basándose en un plan previo. La investigación científica no es errática (un mero hacer sin orientación) sino planeada.
·          Su verificación es posible mediante la aprobación del examen de la experiencia o la razón. Las técnicas de la verificación evolucionan en el transcurso del tiempo.
·          Es sistemático porque es una unidad ordenada, los nuevos conocimientos se integran al sistema, relacionándose con los que ya existían. Es ordenado porque no es un agregado de informaciones aisladas, sino un sistema de ideas conectadas entre sí.
·          Es universal porque no busca un conocimiento de lo singular y concreto, sino el conocimiento de lo general y abstracto, o sea de lo que las cosas tienen de idéntico y de permanente.
·          Es objetivo porque no depende de la subjetividad de las personas. Es de valor general y no de valor singular o individual. Pretende conocer la realidad tal como es, la garantía de esta objetividad son sus técnicas y sus métodos de investigación y prueba.
·          Es comunicable mediante el lenguaje científico, que es preciso e unívoco, comprensible para cualquier sujeto capacitado, quien podrá obtener los elementos necesarios para comprobar la validez de las teorías en sus aspectos lógicos y verificables.
·          Es racional porque la ciencia conoce las cosas mediante el uso de la inteligencia, de la razón.
·          El conocimiento científico es provisorio porque la ciencia es perfectible, porque la tarea de la ciencia no se detiene, prosigue sus investigaciones con el fin de comprender mejor la realidad. La búsqueda de la verdad es una tarea abierta.
·          La ciencia explica la realidad mediante leyes, éstas son las relaciones constantes y necesarias entre los hechos. Son proposiciones universales que establecen en que condiciones sucede determinado hecho, por medio de ellas se comprenden hechos particulares. También permiten adelantarse a los sucesos, predecirlos. Las explicaciones de los hechos son racionales, obtenidas por medio de la observación y la experimentación.

En resumen: el conocimiento científico es un conocimiento objetivo que se estructura en sistemas ordenados y verificables, es un conocimiento obtenido metódicamente y comunicado en un lenguaje que intenta evitar cualquier ambigüedad.

Como se verá más adelante, la pedagogía intenta responder a las características de las ciencias contemporáneas y, los conocimientos que acumula, intentan responder a las características del conocimiento científico.

3.    Los paradigmas científicos


En el período anterior al s. XX, tenemos dos  grandes paradigmas o interpretaciones del conocimiento científico: una, que si­túa la validez del conocimiento en los mecanismos de la razón; otra, que sitúa e­sa validez en los datos de los sentidos y de la experiencia. La primera es la interpretación RACIONALISTA del cono­cimiento científico, asociada comúnmente al método deductivo de descu­brimiento y compro­bación; la segunda, es la interpretación EMPIRISTA, que privilegia el método inductivo.

En el siglo XX y en el que hoy nos corresponde vivir, se forjan, tres modelos básicos de interpretación del conocimiento científico: Empirismo Lógico, Sociohistoricismo Humanista (o "interpretativo")  y Ra­cionalismo Crítico.

Por una parte, la Escuela de Viena, adscrita al denominado empirismo o positivismo lógico, hizo hincapié en que sólo era posible una clase de conocimiento: el conocimiento científico. Sus miembros creían que cualquier conocimiento válido tiene que ser verificable en la experiencia y la experimentación, por lo tanto, que mucho de lo que había sido dado por bueno por la filosofía no era ni verdadero ni falso, sino carente de sentido.

 El sociohistorisismo humanista nos dice que los conocimientos se hallan condicionados en mayor o menor medida por las condiciones históricas que se viven, pues, éstas conducen a pensar de una cierta forma la realidad según las circunstancias del momento.
El racionalismo crítico de Karl Popper, considera que la ciencia es una actividad esencialmente anárquica: escapa a cualquier teoría del conocimiento que pretenda recoger en un único modelo de racionalidad. Las ciencias avanzan no porque se prueba una teoría o una hipótesis, sino en la medida en la que se demuestra la falsedad de las que se consideran verdaderas.
Para lograr una mayor comprensión definiremos algunos elementos de la terminología que se emplea en este ámbito del saber:

Los términos modelo, hipótesis, ley y teoría tienen significados distintos en la ciencia que en el lenguaje cotidiano o coloquial. Los científicos utilizan el término modelo para referirse a una descripción de algo, especialmente una que pueda ser usada para realizar predicciones que puedan ser sometidas a prueba por experimentación u observación. Una hipótesis es una afirmación que (aun) no ha sido bien respaldada o bien no ha sido descartada. Una ley física o ley natural es una generalización científica basada en observaciones empíricas.

La palabra teoría es incomprendida particularmente por el común de la gente. El uso vulgar de la palabra "teoría" se refiere, equivocadamente, a ideas que no poseen demostraciones firmes o respaldo. En contraposición, los científicos generalmente utilizan esta palabra para referirse a cuerpos de leyes que realizan predicciones acerca de fenómenos específicos.

4.    clasificación de las Ciencias


Las ciencias pueden clasificarse de acuerdo a múltiples criterios, por su objeto, por su método, por su finalidad, por su orden histórico de aparición, etc.

Por el objeto de estudio, que es el sector o ámbito de la realidad estudiada, las ciencias se clasifican en ciencias de objetos ideales serían deductivas y, en ciencias de objetos reales serían inductivas.

La clasificación por el método las ordena en ciencias deductivas y en ciencias inductivas. Las inductivas son las ciencias empíricas, de la observación y parten de la experiencia de casos particulares para llegar a leyes universales. Las deductivas son las ciencias abstractas o ideales, y parten de definiciones elaboradas por la razón y de verdades generales para deducir de ellas la comprensión de hechos u objetos particulares o de sus propiedades nuevas. Esto no es muy riguroso porque no existen en la realidad ciencias puramente deductivas ni ciencias puramente inductivas.

La clasificación por la finalidad, las divide en teóricas, normativas y prácticas. Las teóricas buscan el conocimiento de las leyes, su objeto es averiguar como son las cosas. Pueden ser abstractas y concretas. Las abstractas buscan leyes generales, prescindiendo de los objetos y las concretas buscan conocer los objetos y a los seres en sus caracteres propios. Las normativas buscan establecer normas, su objeto no es investigar cómo son las cosas sino cómo deben ser. Las prácticas nos dan reglas para la acción.
El orden de aparición histórico de cada ciencia también puede ser criterio de clasificación. Porque nos muestran cómo van apareciendo en relación con las ya existentes y qué toman de éstas.

Una de las clasificaciones más aceptadas es la de ciencias fácticas y formales.  Las ciencias fácticas trabajan con objetos reales que ocupan un espacio y un tiempo. La palabra "fáctica" viene del latín factum que significa "hecho", o sea que trabaja con hechos. Se subdividen en naturales y sociales. Las primeras se preocupan por la naturaleza, las segundas por el ámbito humano. El ser humano es un ser natural, pero su mundo ya no es natural. La naturaleza se desenvuelve independientemente de su voluntad, en cambio existe, en forma paralela, un ámbito creado por él –la cultura-. Las ciencias naturales son la biología, física, química, etc. Y las ciencias sociales son sociología, PEDAGOGÍA, economía, psicología, etc. La verdad de estas ciencias es fáctica porque depende de hechos y es provisoria porque las nuevas investigaciones pueden presentar elementos para su refutación y perfeccionamiento.

Las formales trabajan con formas, es decir, con objetos ideales, que son creados por el hombre, que existen en su mente y son obtenidos por abstracción. Las ciencias formales son esencialmente la lógica y la matemática. Les interesan las formas y no los contenidos.

Esta división tiene en cuenta el objeto o tema de las disciplinas. Además esta división tiene en cuenta el método por el cual se ponen a prueba los enunciados verificables. Mientras que las ciencias formales se conforman con la lógica para comprobar sus teoremas, las ciencias fácticas recurren a la observación y/o al experimento.


Las ciencias formales demuestran o prueban; las fácticas verifican (confirman o disconfirman) hipótesis que mayoritariamente son provisionales. La demostración es completa y final; la verificación es incompleta y temporaria.

lunes, 6 de febrero de 2017

Persona y sociedad

PERSONA  Y  SOCIEDAD

¿QUÉ  ES  EL  SER  HUMANO?

“Tan solo por la educación  puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él”
(Inmanuel Kant, 1724-180, filósofo alemán).
A lo largo de la historia, se fueron dando una cantidad infinita de conceptos del ser humano, en ninguno de estos conceptos en particular, ni en el conjunto de ellos, podemos hallar una respuesta definitiva a esta esencial cuestión. 
Así, afirmamos que el hombre es:
  • Una creación de Dios, un ser de naturaleza espiritual
  • Un ser pensante, un animal racional
  • Un ser simbólico, por su capacidad de utilizar símbolos en la interpretación de la realidad y en su acción comunicativa
  • Un ser creativo, capaz de transformarse a sí mismo y transformar al mundo
  • Un ser libre, capaz de elegir y de hacerse responsable de su elección


Obviamente no concluye con este pequeño listado el infinito número de conceptos que se dieron, así mismo, no podemos negar que todas estas concepciones sobre el ser humano son ciertas, pero en parte, pues, ninguna agota la comprensión total del ser humano y, aún si uniéramos esta infinita gama de definiciones, seguramente quedaría aún mucho por decir. Sin embargo, hallándonos al inicio del estudio científico de la educación, podríamos preguntarnos ¿Cómo entender la naturaleza y el sentido de la educación, sin entender lo que es el hombre, único objeto y sujeto de toda acción educativa? Por ello, no podemos quedarnos sin hacer el esfuerzo de proponer un concepto sobre este ser, aún sabiendo que no será total ni definitiva su comprensión.

El ser humano es un ser esencialmente -no únicamente- racional, afectivo, espiritual, social, histórico y trascendente. Revisemos rápidamente cada uno de estos enunciados.

El ser humano es un ser racional e inteligente, porque intenta conocerse, entender y comprenderse a sí mismo; pretende conocer y comprender la realidad que lo envuelve; porque es capaz de resolver problemas y plantearse otros nuevos, de utilizar un lenguaje de infinitas posibilidades para expresar a los otros lo que piensa y siente. El ser humano, por ser racional es un ser libre, capaz de elegir y de hacerse responsable de su elección, de asumir decisiones, de tomar iniciativas y emplear su capacidad creativa para transformar su realidad; en resumen, es capaz de participar en la vida en relación armónica con los otros creando y recreándose así mismo y al mundo al que pertenece.

El ser humano es también un ser afectivo, es decir poseedor de un conjunto de sentimientos inferiores y superiores, positivos y negativos, fugaces y permanentes que surgen al enfrentarse la persona consigo misma y con el mundo exterior, pues, lo que existe y acontece en nosotros y en el mundo que nos rodea nos afecta positiva o negativamente despiertan en nosotros odio o amor, alegría o en tristeza, nos enerva la crueldad y la injusticia, apreciamos el arte y lo bueno. Esto es lo peculiar de la vida humana, no ser sólo organismos biológicos, ni sólo seres cognoscentes sino también dueños de un rico y maravilloso mundo interior que responde afectivamente ante las experiencias

No podemos negar que el ser humano es un ser espiritual, que es el nivel superior de la persona. Todo ser humano tiene un centro de referencia que le permite coordinar todas sus actividades: pensar, sentir, actuar. Este punto de referencia es el espíritu humano que se halla constituido por  la concepción del mundo que tenga la persona, por el concepto de sí mismo, su sentido de libertad y autonomía, la capacidad de pensar y actuar por sí mismo, la capacidad de crear y transformar, de hacer proyectos de vida y dar razón a su existencia en función de un fin superior. Este tercer nivel es el factor esencial más importante del ser humano y lo diferencia del resto de los animales.

El ser humano es un ser histórico porque su ser, mientras vive, se va construyendo a cada instante en la relación con la realidad que lo circunda, como una escultura que nunca acaba de perfeccionarse. Pero, no debemos olvidar que pese al cambio constante en el que se halla, la persona es ella misma en todo momento, pese a los cambios en su apariencia física o la suma de sus experiencias. Nadie puede decir que lo que hizo ayer no lo compromete porque ayer era otro diferente al que es hoy. Llevamos nuestro pasado en lo que somos ahora y no nos deshacemos de él al caminar hacia el futuro. Somos históricos porque vivimos un tiempo definido –nacemos y morimos- y, porque en cada instante de ese “nuestro” tiempo vivimos pasado, presente y futuro. Sin embargo, es conveniente recordar que ese tiempo “nuestro”, no es exclusivamente nuestro, es un solo tiempo que compartimos todos, esto explica en parte que lo que haga o no haga alguien, tendrá su efecto en los demás.

Lo trascendente es entendido como lo que está “más allá de algo”. El ser humano es trascendente, porque su ser no se agota en él, va más allá de lo que es, porque se prolonga en lo que hace, porque lo que hace tiene efecto en su mundo, en su contexto. Esto lleva a afirmar que, la vida de una persona es trascendente, en la medida en que su acción repercute en su medio. Así, se diferenciará la trascendencia de una persona que vive en la rutina y lo cotidiano, de aquella otra que da sentido a su vida luchando por conquistar grandes objetivos, orientada por grandes ideales, tal el caso de Cristo, Gandhi o Bolívar.


1.1          EL SER HUMANO COMO SER NATURAL Y SOCIO – CULTURAL

Es una opinión predominante entre los pensadores humanistas sostener que el ser humano tiene tres niveles o estratos que se han desarrollado sucesiva e históricamente, a través del tiempo.

El primer nivel o base lo constituye el ser natural o biológico, portador de la programación genética que ordena su funcionamiento y desarrollo. El ser biológico no es aprendido sino que nos viene dado por la herencia, como producto del proceso evolutivo que abarca a todos los seres vivos de la naturaleza. Sin embargo, sabemos hoy que si bien nacemos con una dotación genética, ésta no es total y absolutamente determinante en el desarrollo de la persona, puesto que  el ambiente y el estilo de vida pueden modificar grandemente los factores genéticos con los que nazca. De ahí que, la polaridad entre herencia y ambiente, sea hasta hoy tema de debate e investigación.

El segundo nivel es el ser social y cultural del hombre. El término “cultura” engloba los modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, ciencia, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias, filosofía, etc. En todos estos contenidos culturales se expresa el hombre, busca significados y crea obras que le trascienden. La cultura la crea el ser humano en sociedad, a lo largo del tiempo e influido por las características del espacio que habita. Por ello, no puede separarse el concepto de cultura del concepto de sociedad, pues son absolutamente complementarios: la sociedad crea cultura y, la cultura da forma a la sociedad. El ser humano no sólo es un ser biológico, es “humano” precisamente porque participa de una sociedad y nutre su ser cognitivo, afectivo, histórico y trascendente con la cultura que comparte con su grupo social. El ser humano aprende a serlo a través del proceso de socialización y de la interacción con el ecosistema sociocultural.

Ahora bien, el funcionamiento óptimo del ser humano requiere que seamos capaces de lograr la armonía, la concordancia, el equilibrio entre el ser natural, el ser sociocultural y el ser espiritual que conviven en cada uno de nosotros, constituyendo una unidad armónica. La contradicción entre estos niveles o entre el individuo y la sociedad, estimula y promueve el desarrollo y el cambio. Lo inadecuado y nocivo es cuando la dimensión del conflicto y la contradicción excede la medida de lo tolerable y puede determinar un antagonismo o ruptura donde debe haber armonía y equilibrio. Se debe buscar, como dijo Heráclito en bellas palabras: “Armonía en la contrariedad como en el caso del arco y la lira”.

1.2          EL SER HUMANO COMO SER PERFECTIBLE

El tiempo que tiene de vida la especie humana, respecto al tiempo que tiene el universo es insignificante. Si comprimiéramos el tiempo en un año cósmico, escala en la que el periodo de vida del universo -desde su formación hasta hoy día- se compara con un año calendario-del primero de enero al 31 de diciembre-, los acontecimientos hubiesen sucedido en este orden: el Big Bang (o explosión en el que tuvo su origen los planetas, soles y todos los cuerpos celestes), habría tenido lugar el 1 de enero cósmico, exactamente a medianoche. En este calendario, el Sistema Solar no aparece hasta el 9 de septiembre, la vida en la Tierra surge el 30 de ese mes, el primer dinosaurio aparece el 25 de diciembre y los primeros primates el 30. Los más primitivos Homo sapiens no llegan hasta diez minutos antes de medianoche del último día del año, y toda la historia de la humanidad ocupa sólo los últimos 15 segundos.

Sin embargo, en estos 15 segundos de vida que tiene la especie humana en el año cósmico, pudo, partiendo del uso de hachas de piedra, llegar a la luna; desde imaginarse que la tierra era plana y sostenida por elefantes, hasta llegar al placer de construir, estructuras, especialmente en la medicina y la industria, en base a nanopartículas que, como sabemos, son pequeñas porciones de material (oro, polímeros, materiales magnéticos, etc.), que miden de uno a diez nanómetros de diámetro (unidad de medida equivalente a una millonésima parte de un milímetro o la mil-millonésima parte del metro). 

Son tan pequeñas las nanopartículas que en una cabeza de alfiler caben cómodamente 900 millones de nanopartículas). 

Así también, si observamos la vida de una persona, podemos asombrarnos que de una simple célula invisible a simple vista, en 9 meses es dado a luz con cerca de 3 kilos, en un estado de indefensión y dependencia totales, pero al año ya camina, a los 2 años empieza a mostrar cómo se va apoderando del lenguaje, a los 6 o 7 años ingresa a la escuela, a los 14 o 15 al colegio. Para entonces no sólo sabe aritmética, sino que es capaz de diferenciar entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, alrededor de los 23 o 24 años es un profesional capaz de ponerse al servicio de la sociedad.

Los ejemplos que muestran el vertiginoso desarrollo de la inteligencia humana, no sólo se hallan en la ciencia, la técnica o la industria, sino también en su organización social, en la creación de bienes culturales, en su concepción religiosa, en su capacidad de ser libre, etc. Todos los adelantos revelan su perfectibilidad, su capacidad de ser más como individuo, como ser inteligente, como ser social, afectivo, ético, creativo y trascendente.   

En el ámbito antropológico, todos afirman que el hombre no es un ser perfecto, pero sí perfectible, porque es un ser nunca acabado o definitivamente hecho, sino siempre en proceso de construirse. Este proceso de construcción y cambio de la persona y la sociedad, esta naturaleza perfectible de ambos da significado y razón a la educación, pues, es ella la que hace posible que esa perfectibilidad logre realizarse en la más alta expresión.

Las ciencias de la educación no tienen más propósito que el de planificar y ejecutar procesos educativos a fin de que persona y sociedad sean mejores.

2.            SOCIEDAD  Y  CULTURA

Siendo la educación, por esencia, un fenómeno sociocultural, al inicio de su estudio, se hace necesario ahondar la comprensión de los conceptos “sociedad” y “cultura”

2.1          LA SOCIEDAD: APROXIMACIÓN CONCEPTUAL

El hombre es un ser social, está inmerso en la sociedad desde que nace hasta que muere. Pero resulta difícil dar una definición exacta de sociedad, por ello puede encontrarse una variada gama de definiciones:
  • "Reunión permanente de personas, pueblos o naciones que conviven y se relacionan bajo unas leyes comunes".
  • "Es un gran número de seres humanos que obran conjuntamente para satisfacer sus necesidades sociales y que comparten una cultura común".
  • "Sistema o conjunto de relaciones que se establecen entre los individuos y grupos con la finalidad de constituir cierto tipo de colectividad, estructurada en campos definidos de actuación en los que se regulan los procesos de pertenencia, adaptación, participación, comportamiento, autoridad, burocracia, conflicto y otros".


2.2          ESTRUCTURA Y FUNCIONES DE LA SOCIEDAD.

 Por estructura social entendemos el orden u organización por la cual los miembros de una sociedad ocupan en ella un lugar especial y propio en el que actúan con vistas a un fin común. Por eso, como diría Fichter, cuando decimos "sociedad" nos referimos directamente a una "estructura formada por los grupos principales interconectados entre sí, considerados como una unidad y participando todos de una cultura común"

2.3          LA CULTURA

La cultura es el conjunto de todas las formas de vida y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestirse, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista podríamos decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano.

En el periodo de la. Enciclopedia francesa, que buscaba los medios para difundir “su cultura” entre todos los hombres y hacerla “universal”, "ser culto" significaba conocer en cierta medida la matemática, la física, las ciencias naturales, además de las disciplinas históricas y filológicas en formación. El concepto de cultura, desde entonces, comenzó a significar "enciclopedismo", o sea conocimiento general y sumario de todos los dominios del saber.

La cultura es señalada como el conjunto de modos de vida creados, aprendidos y trasmitidos de una generación a otra, preservándose en una comunidad particular. En este sentido la cultura no se concibe como la formación de un individuo o la madurez de sus valores o la amplitud de sus conocimientos, sino como la vida colectiva de un grupo social determinado cuyos símbolos, lenguajes, productos y hechos sociales lo definen y lo distinguen.

La cultura es así, un término mediante el cual se puede designar la diversidad de formas de organización social, desde la más especializada y compleja, así como las formas de vida tradicionales, teniendo la ventaja de no conceder privilegio alguno a un modo de vida con referencia a otro. Para el relativismo cultural, una manera rústica de cocinar un alimento es un producto cultural lo mismo que una obra pictórica del más cotizado artista de vanguardia en Nueva York o en París.

El hombre para relacionarse con sus semejantes y con su medio crea símbolos que interpretan y comunican la realidad cotidiana, hechos y productos tangibles e intangibles que van desde una frase, un poema, un instrumento de trabajo, un cuento, una obra artística, una reconstrucción histórica, hasta una concepción moral, una práctica religiosa o un lenguaje. Estos elementos constituyen la cultura, sujetos a procesos determinados que se vuelven históricos.

3.   EDUCACIÓN  Y  ESTADO
3.1.        LA  EDUCACIÓN,  COMO  FUNCIÓN  DEL  ESTADO

3.2.        RELACIÓN ESTADO – EDUCACIÓN

Es cierto que hoy día los inmensos retos que enfrenta la educación sólo podrán asumirse si intervienen en este complejo proceso todos los actores sociales, esto es, la familia, las comunidades locales, los grupos organizados, los medios de comunicación, los partidos políticos. Pero el Estado sigue siendo el garante de todo este proceso y sigue teniendo el más importante papel que cumplir, no sustituyendo a los actores sociales que se señalan, sino de forma unificadora, a través de la planificación, ejecución y evaluación de los procesos pertinentes.

La razón de lo anterior radica en que el Estado como tal -no un Gobierno-, es el único ente con derecho a diseñar un proyecto de nación, de establecer la sociedad y el país que se busca construir, este proyecto deberá ser un lineamiento a seguir por todos los gobiernos que a su turno detenten el poder político del Estado.

Para evitar errores en este último concepto, quizás sea oportuno diferenciar aquí los términos de Gobierno y Estado, para referirnos en el siguiente subtítulo a la política:

El gobierno (del griego κυβερνάω "pilotar un barco"), en general, consiste en la conducción política general o ejercicio del poder del Estado. En sentido estricto, habitualmente se entiende por tal al órgano (que puede estar formado por un Presidente o Primer Ministro y un número variable de Ministros) al que la Constitución o la norma fundamental de un Estado atribuye la función o poder ejecutivo, y que ejerce el poder político sobre una sociedad. Ahora, la relación entre partidos políticos y gobierno radica en que, para la ascensión a la presidencia o vicepresidencia, un ciudadano tiene que ser postulado en las elecciones por un partido político 

Un Estado es un concepto político que se refiere a una forma de organización social soberana de un territorio determinado. El concepto de Estado difiere según los autores, pero normalmente se define como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado.

No debe confundirse con el concepto de gobierno, que sería sólo la parte encargada de llevar a cabo las funciones del Estado. El Gobierno también puede ser considerado como el conjunto de gobernantes que, temporalmente, ejercen cargos durante un período de tiempo limitado dentro del conjunto del Estado.

El gobierno no es lo mismo que el Estado, está vinculado a éste por el elemento poder: el poder del Estado se ejerce en un espacio o territorio definido sin tiempo prescrito, el poder del gobierno se ejerce en el tiempo. Por ello podemos decir que el gobierno pasa, cambia y se transforma, mientras que el Estado permanece idéntico.