- ¿En qué medida los factores políticos influyen en la educación?
- ¿En qué consiste el liberalismo?
- Responde desde tu propia concepción ¿qué es libertad para ti?
- ¿Qué significa la palaba democracia?
- ¿cuál es la misión de la educación según Hanna Arendt?
- ¿cuál es la importancia del educador y la educación en la sociedad?
- a qué se refiere Graham Greene, que "ser humano es también un deber" explícalo en tus palabras.
- Explica a qué se refiere la frase “nuestro aprendizaje como humanos sólo es posible cuando estamos en contacto con otros seres humano”
- Recuerda al mejor maestro o maestra que hayas tenido en tu escuela, ¿qué lo/la diferenciaba de los demás maestros, por qué era especial?
domingo, 26 de marzo de 2017
Cuestionario
Lee y responde con tus palabras las siguientes preguntas.
FACTORES QUE CONDICIONAN EL PROCESO EDUCATIVO
1. EL FACTOR POLÍTICO
La orientación ideológico-política de Estado o de gobierno, obviamente
determinan no sólo los fines y objetivos de la educación, sino también su
organización, administración y financiamiento. Por ello, si queremos caracterizar
analítica y críticamente la realidad educativa de un país, deberemos hacerlo
desde el conocimiento y comprensión de la base ideológica que sostiene a ese
Estado o a ese gobierno.
Para lograr una visión general de la relación política-educación, economía-educación,
factores socioculturales-educación, debemos hacer un esfuerzo de abstracción
para analizar por separado estos factores, pues, en la realidad, todo ellos son
partes de un sistema que, por su estrecha interdependencia, se presentan como una
unidad.
Quince años antes que concluyera el siglo pasado, nuestro país ingreso
al modelo neoliberal, tanto en lo referente al manejo de la economía, como a la
concepción y manejo del Estado. Por esta razón veremos los fundamentos del
liberalismo y de la democracia moderna y la incidencia que tienen en la
educación.
La concepción liberal tiene como base el individualismo y el laissez-faire o dejar hacer. El
liberalismo defiende la libertad ante todo, neutralidad, no interferencia,
suponiendo que todo se equilibra por sí, que todo sucede “como debiera
suceder”, o sea racionalmente. La raíz de esta concepción es: no hay valores o
principios fundamentales. El único valor es la libertad.
Según el liberalismo, la realidad social es racional; en ella las fuerzas
se oponen y equilibran mutuamente porque hay una razón (o Dios) que organiza
los hechos; de ahí por ejemplo, la libre competencia, el progreso como
consecuencia de una “natural tendencia” a la vida humana, etc. la doctrina
liberalista y, desde luego, la neoliberalista que no es más que su actual
expresión, considera que los intereses egoístas de los individuos en el
problema del comercio y de la industria serían suficientes para llevar a la
sociedad a la consecución del más alto bienestar. Por ello esta doctrina
considera que el cuidado de lo social no interesa, que sólo el individuo cuenta
ya que lo social no es más que el resultado del mero juego individual, que se
compensa solo. Todo marcha bien “naturalmente”. Se regula al estilo de la
naturaleza. Es una sociedad de competencia en la que los factores y valores
juegan solos. Competencia libre y ajuste individual son dos características del
liberalismo individual.
1.1 LA
EDUCACIÓN EN LA DEMOCRACIA
El “descuido” de lo social, por parte del liberalismo, el
neoliberalismo, así como de su actual expresión como es la “globalización”,
conducen a la continuación del alejandrinismo en la escuela, como opina
Kilpatrick, o sea, el aprendizaje de libros, de palabras, de ideas, es decir,
educación para el intelecto y desalojo de la vida.
Comúnmente, democracia es denominada “el gobierno de la mayoría” o
“gobierno del pueblo”. También se ha dicho que democracia es “un estilo de
vida”. Una democracia es más que una
forma de gobierno: es primariamente un modo de vivir asociado. En este marco,
el término democracia tiene dos sentidos. Por una parte, indica una clase de
gobierno, un gobierno del pueblo; por otra, significa una forma de vida, un
tipo y calidad de vida en sociedad.
Ahora bien, ¿cuál es la cualidad de la vida social en democracia? Según
Dewey, ésta esta determinada por dos factores:
a)
existencia
de variados intereses participando en un proyecto común
b)
interacción
cooperativa entre los grupos existentes en el cuerpo social
Esto requiere un cambio en los hábitos sociales, así como un hábito al
cambio porque el reajuste a situaciones nuevas es permanente en un proceso
democrático.
En la democracia así entendida desaparece la actitud liberal, pues, hay
necesidad de controlar el juego de los intereses y de controlar también el
choque entre ellos, ya que existirá siempre intereses opuestos, sobre los
cuales deberá prevalecer el interés de los más. A esto debe agregarse que uno
de los rasgos más importantes de la democracia es que todos tienen las mismos
derechos, las mismas obligaciones, así como las mismas oportunidades de
realización personal.
Por todo lo anterior, la educación en democracia debe despertar en los
individuos un interés personal por lo social, debe desarrollar una conciencia
de igualdad, cooperación, solidaridad y participación social, por ello, la
educación debe preparar al individuo para el trabajo productivo y la vida
humanamente compartida.
A veces pareciera ignorarse que la educación es el arma, la mano con la
que la sociedad prepara y sostiene su futuro. Se olvida que mirar por la
educación es salvaguardarlo. Descuidar la educación es hipotecar el futuro
(advertencia ya hecha por Aristóteles).
Ahora vuelve a aparecer en el plano internacional la educación como
posibilidad de creación del mundo nuevo, y estructuradora de un orden social.
Reaparece la vieja idea de Fichte, quien creía que con la educación nacen y se
forman todas las grandezas de un pueblo. Refiriéndose a Alemania en decadencia
y a su posibilidad de estructurarse como gran nación, decía: "esto sólo lo
podemos alcanzar, y es con lo único
que podemos contar, por medio de la nueva educación”.
Que la educación es el medio para la renovación del orden social, lo vio
Gandhi, cuando enfrentando el problema social: India tendía a desintegrarse por
la diversidad de lenguas, de castas, etc. y, el problema económico: India no
tenía salida para una economía de autoabastecimiento después de la explotación
británica, sólo halla salida a través de la educación y crea el mundialmente
conocido Nai Talim (nueva educación).
Este Nai Talim es el medio para estructurar un nuevo orden social que se
puede resumir en dos palabras: Trabajo
cooperativo. Y esa educación es educación para la vida (no para la
literatura), a través de la vida (en el aprendizaje efectivo que ofrece el
trabajo) y durante la vida (abarcando todas las etapas. Así dice Aryanayakam,
colaborador de Gandhi: “El último objetivo de la educación básica es ayudar a
que todos los jóvenes de la India lleguen a ser 1º ciudadanos de un nuevo orden
social, basado en el trabajo cooperativo”. Y, en palabras de Gandhi, el
objetivo del Nai Talim es “un orden social más justo en el que no exista la
antinatural división entre los que tienen y los que no tienen”.
2. EL FACTOR ECONÓMICO
Bernardo Kliksberg, reconocida autoridad internacional en el campo
de la lucha contra la pobreza, asesor de Naciones Unidas, OIT, UNESCO, UNICEF,
OPS y otros organismos internacionales, como director de la Iniciativa Interamericana
de Capital Social, Ética y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo,
ha escrito 35 obras en temas de pobreza, política social, gerencia social,
reforma del estado, y ética y desarrollo.
Este intelectual nos habla de la preocupante crisis
que vive el mundo en desarrollo, señala acertadamente que, a pesar de los múltiples indicadores de
alarma, muchos en la sociedad latinoamericana han perdido la sensibilidad frente a los problemas que aquejan a
los más vulnerables, es decir, a los pobres y expone una nueva visión del
desarrollo, una visión basada en los ideales de justicia y ética que deben de
regir la vida del ser humano.
Kliksberg señala que la pobreza que afecta a más de la mitad del
continente no es sólo una cuestión de carencias económicas. Ésta tiene
múltiples dimensiones... “entraña una violación de los derechos humanos en gran
escala”. Derechos como el acceso a la salud, a formar una familia y tener la
estabilidad para mantenerla, a la nutrición, a la educación, al trabajo, a la
propia cultura, a ser escuchados, a participar, agrega que los pobres son
vistos por diversos sectores de la población como seres inferiores. “Su
cultura, sus valores, sus creencias son descalificadas.
Kliksberg nos dice: “La desigualdad económica es el peor obstáculo
para el mejoramiento de la educación, clave del progreso tecnológico y fin en
sí mismo. Crea circuitos educativos diferentes para cada sector social. Las
tasas de deserción y repetición son mucho mayores entre los desfavorecidos por
el impacto de la pobreza…. Las elevadas tasas de deserción y repetición de la
región resultan en un índice de escolaridad promedio por habitante de 5.2 años.
...[éstas] están vinculadas a la pobreza y al patrón de inequidad general. Se
estima que el 60 % de los niños de la región son pobres. Estos niños tienen
posibilidad de ingresar al sistema educativo, pero su probabilidad de completar
los ciclos escolares está totalmente condicionada a su situación
socioeconómica”, nos dice este autor.
El hecho de que 22 millones de niños menores de 14 años, en América
Latina, se vean obligados a trabajar, la desnutrición, la desarticulación de
familias bajo el embate de la pobreza, son causas esenciales de la alta
deserción y repetición y repetición den los estratos pobres. Por otra parte,
señala el autor, las desigualdades en educación contribuyen a la generación de
desigualdades en salud, que posteriormente vienen a afectar las posibilidades
de trabajo y las condiciones socioeconómicas básicas, traduciéndose luego en
problemas en la educación. “Se configura así un círculo perverso de pobreza.”
3. LOS FACTORES SOCIOCULTURALES
La
educación tiene -según lo expresa Hanna Arendt (1993)- la misión de mediar
entre el niño y el mundo, de manera de permitir que el primero se integre en el
segundo minimizando el riesgo de rechazo que existe naturalmente entre ambos.
Esta integración, que pasa también por formar parte de los grupos de personas
que ya son parte del mundo -es decir, los adultos- implica para el educador
hacerse responsable del uno y del otro, en cuanto a que su tarea como mediador
entre ambos (niño y mundo) va a determinar la manera cómo éstos se relacionan y
sus expectativas de sostenimiento. De ahí su autoridad, de su gran
responsabilidad. El educador es entonces un ser privilegiado en la construcción
no sólo de la cultura, sino, como consecuencia de ella, de la sociedad, de la
manera cómo sus alumnos ven al mundo, de la distintas perspectivas con que
interpretan a este mundo, a la sociedad y a su existencia social e individual
que otorgan un orden a su convivencia naturalmente gregaria.
Que
la educación es un fenómeno social es, a estas alturas, una idea asumida por
todos. Ya en sus albores la sociología se ocupaba de ello: Émile Durkheim lo
aclaraba de la siguiente manera "la educación común es función del estado
social; pues cada sociedad busca realizar en sus miembros, por vía de la
educación, un ideal que le es propio" De ahí también la importancia
política de la educación: la posibilidad de establecer un determinado orden
social descansa en la forma cómo los ciudadanos entienden el rol de la
sociedad, de sus organizaciones y de ellos mismos dentro de este sistema de
relaciones; y esa forma de entendimiento sólo es posible de lograr mediante la
educación de las personas.
Ahora
bien, el hombre, ser social por naturaleza, se hace -o rehace- en la medida en
que es educado. Antes ya hacíamos mención de Hanna Arendt (1993) quien
explicaba el proceso de aprendizaje humano desde el punto de vista de su
incorporación al mundo, bajo la idea de que su naturaleza social no basta para
adaptarlo a la vida organizada con otros seres humanos, pues no hablamos de
organizaciones sencillas, sino complejas, cargadas de historia, valores e
intrincadas significaciones, "en sociedades tan vastas como las nuestras,
los individuos son tan diferentes los unos de los otros, que no hay, por así
decir, nada de común entre ellos, salvo su cualidad general de ser
hombres" decía Durkheim (1998:18). Pues bien, así mirada la educación lo
que propone es la construcción de un "hombre nuevo", distinto de cómo
lo ha engendrado la naturaleza, busca crear un ser social (1998:18); pues es la
sociedad la que nos enseña a dominarnos, a constreñirnos, es también, siguiendo
sus necesidades, la que decide la cantidad y naturaleza de los conocimientos que
debe recibir el niño y es la que conserva la conciencia adquirida por las
generaciones anteriores y también la que la transmite a las nuevas
generaciones.
Pues
bien, la educación emerge como un fenómeno social no sólo por sus fines
(integrar al niño al mundo-sociedad), sino también porque aporta con su
ejercicio a la conformación de la realidad social y cultural de los distintos
grupos humanos.
Fernando
Savater (1996) dice, citando a Graham Greene, que "ser humano es también
un deber". Es decir, "nacemos humanos, pero eso no basta. Además
tenemos que llegar a serlo"; y la posibilidad de ser humano sólo se
realiza efectivamente por medio de los demás, de los semejantes, es decir,
"de aquellos a los que el niño hará todo los posible por parecerse".
Y "si, -continua Savater- como dice Jean Rostand, la cultura es lo que el
hombre añade al hombre, la educación es el acuñamiento de lo humano allí donde
sólo existe como posibilidad. Lo propio del hombre no es tanto el mero aprender
como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos". Entonces
entendemos el porqué de la necesidad de la educación como acción organizada de
humanos sobre humanos. Debemos estar de acuerdo en que el aprendizaje humano,
lejos de ser idéntico al aprendizaje animal, es un proceso complejo, cargado de
un sinnúmero de variables que lo determinan y lo diferencian en el caso de cada
persona. Más aún si entendemos a la formación desde la perspectiva del sujeto,
pues dice Moya (2002:23) que ésta "concibe el formarse parte de la historia
de cada sujeto, unida e imbricada a la historia de otros. Es en esa historia
común que el sujeto inscribirá sus nuevos aprendizajes", es lo que Bruner
explica como la construcción de los conocimientos compartidos por parte de
alumnos y profesor, en donde lo conocido se plantea abierto al escrutinio en un
proceso social y no individual en el que se compara, contrasta y discute.
Podemos
entender la complejidad del proceso de aprendizaje en las materias que se
enseñan, pero debemos asumir que no es sólo eso: aprendemos contenidos e
información, y desarrollamos habilidades y competencias; sin embargo, también
aprendemos una manera de vivir, de ver al mundo, aprehendemos una cultura, una cosmogonía.
Pero no es sólo eso: también es el aprendizaje de una serie de signos y
significaciones, un aprendizaje de relaciones simbólicas, de un lenguaje
particular, de un discurso específico que nos otorga una perspectiva para
entender lo que sabemos y lo que somos capaces de hacer, tanto a nivel de
producto tecnológico como a nivel de relaciones entre personas Es por eso que
nuestro aprendizaje como humanos sólo es posible cuando estamos en contacto con
otros seres humanos porque lo anterior sólo es posible aprenderlo de otros que
lo hayan aprendido igual que nosotros: de la cultura, que es obra eminentemente
humana.
El
compromiso social de la educación y del educador, ante el panorama al que se
enfrenta, debe revalidarse, reconceptualizarse, pues creemos con Martínez
(2001) que "el compromiso radical de la escuela con la educación del ser
humano no puede eludir su posición crítica con las políticas de injusticia y
desigualdad. Ésta debe seguir siendo una cuestión básica en todo educador".
Para nosotros la educación debe ser en esencia una liberación (Freire), en
cuanto a que autonomiza a la persona de aquello que la limita, la emancipa de
sus determinismos (Habermas, Groundy), para que pueda hacerse a sí misma.
martes, 7 de marzo de 2017
UN DIFUNDIDO CONCEPTO DE PEDAGOGÍA
La mayoría de los textos definen a la pedagogía como el arte y la
ciencia de la educación. El concepto se arma sobre tres elementos perfectamente
discriminables: el arte, la ciencia y la educación. Debemos ahora estudiar qué
relación hay entre la ciencia y el arte de la educación y sobre todo si es
exacto hablar de un arte y de una ciencia educativa para definir dentro la pedagogía. Para ello, nos
interesa demostrar que:
No
corresponde hablar de la pedagogía como arte, sino como ciencia, porque consta
de verdades íntimamente relacionadas, basadas en principios ciertos y ordenados
metódicamente.
·
Es
lícito concebir a la pedagogía como ciencia, sin que por ello deje de ser técnica
·
A
la inversa, que el hecho de que la pedagogía sea técnica, no impide que sea
ciencia
·
La
pedagogía (en su acepción más amplia) puede también concebirse como filosofía y
como historia de la educación, según el punto de vista que se adopte.
LA PEDAGOGÍA CONCIDERADA ARTE
Los conceptos de arte son múltiples, especialmente si se toma el término
en su mayor generalidad. No obstante pueden reducirse a cuatro fundamentales:
1) Arte como actividad
2) Arte como conjunto de reglas
para la actividad
3) Arte como creación
4) Arte como expresión y
comprensión de belleza.
El arte es un hacer opuesto al obrar. El obrar consiste en el uso libre,
en cuanto libre, de nuestras facultades o en el ejercicio de nuestro libre
arbitrio, no con relación a las cosas u obras que producimos, sino simplemente
con relación al uso que hacemos de nuestra libertad. El hacer es la acción
productora considerada no con relación al uso de nuestra libertad, sino
puramente en relación a la cosa producida”. En síntesis: en su significación
más general (hoy poco usada) toda actividad que el hombre realiza y lo lleva a
producir algo es “artística”. Así entendido, el arte se identifica con la misma
práctica (praxis) y se distingue de la teoría, como contemplación.
El arte como actividad, la educación y la pedagogía
El concepto de arte como actividad nos lleva a negar la tesis que afirma
que la pedagogía es un arte. En cambio, no puede decirse lo mismo con respecto
a la educación. Es evidente que el educar es un hacer, una práctica, una
actividad que, intencionalmente o no, configura al hombre. Pero de ahí a
sostener que la pedagogía es una actividad, es decir, un arte, hay una gran
distancia, porque la pedagogía no es la educación, sino la disciplina que la
tiene como objeto de estudio.
Arte, experiencia y ciencia en la educación
Pero no debemos caer en los extremos y sostener la absoluta separación
entre la ciencia pedagógica y el arte educativo, entre la ciencia y la
experiencia educacionales. La educación es una tangible realidad de la vida
humana que se resuelve en una actividad consciente o inconsciente, según los
casos. En su forma consciente y sistemática el educador va acumulando una
experiencia personal que lo perfecciona por sí sola. En la forma inconsciente y
asistemática, la educación se origina en la experiencia humana misma. Si la
pedagogía quiere llegar a un auténtico conocimiento de esa realidad empírica
que es la educación, debe penetrar decididamente en ella y extraer de ella los elementos necesarios para construir un sistema
o una doctrina.
El arte, la práctica o la actividad educativa, son anteriores a la
teoría y a la técnica pedagógica. No sólo lógica, sino también cronológicamente
la realidad educativa precede a la pedagogía. La reflexión y la sistematización
han llegado tardíamente con respecto al hecho educativo, tan antiguo como el
hombre. Sin embargo debe destacarse su estrecha correlación: la práctica
alimenta a la teoría y la teoría debe volverse sobre la práctica para
enriquecerla.
La actividad educativa es una continua creación; por eso la educación es
un arte. El educador y el educando son individuos que dan cambiante forma a las
objetividades con las cuales trabajan. “La educación -dice Luzuriaga- no es una
obra automática, mecánica, sino que descansa en gran parte en la capacidad,
gracia y destreza del educador. El educador debe poseer ciertas condiciones de
artista, ser capaz de improvisar, de responder a situaciones nuevas, de
interpretar la realidad”. Como se observa, el tercer sentido del arte sólo es
válido en el campo de la educación y no en el de la pedagogía. Esta no puede
ignorarlo en tanto observa y describe su objeto, pero en sí no es un arte.
Además aquí su impotencia es mayor ya que no puede regular, mediante rígidos
principios, la individualidad creadora del educador. Sin embargo algo puede
hacer: informar sobre el método original de los grandes educadores evitando que
se pierda en el olvido, que muera con el maestro de excepción, incitando así a
nuevas creaciones, despertando energías a veces ocultas en los maestros
comunes.
lunes, 6 de marzo de 2017
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