domingo, 26 de marzo de 2017

FACTORES QUE CONDICIONAN EL PROCESO EDUCATIVO

1.   EL FACTOR POLÍTICO


La orientación ideológico-política de Estado o de gobierno, obviamente determinan no sólo los fines y objetivos de la educación, sino también su organización, administración y financiamiento. Por ello, si queremos caracterizar analítica y críticamente la realidad educativa de un país, deberemos hacerlo desde el conocimiento y comprensión de la base ideológica que sostiene a ese Estado o a ese gobierno.

Para lograr una visión general de la relación política-educación, economía-educación, factores socioculturales-educación, debemos hacer un esfuerzo de abstracción para analizar por separado estos factores, pues, en la realidad, todo ellos son partes de un sistema que, por su estrecha interdependencia, se presentan como una unidad.

Quince años antes que concluyera el siglo pasado, nuestro país ingreso al modelo neoliberal, tanto en lo referente al manejo de la economía, como a la concepción y manejo del Estado. Por esta razón veremos los fundamentos del liberalismo y de la democracia moderna y la incidencia que tienen en la educación.

La concepción liberal tiene como base el individualismo y el laissez-faire o dejar hacer. El liberalismo defiende la libertad ante todo, neutralidad, no interferencia, suponiendo que todo se equilibra por sí, que todo sucede “como debiera suceder”, o sea racionalmente. La raíz de esta concepción es: no hay valores o principios fundamentales. El único valor es la libertad.

Según el liberalismo, la realidad social es racional; en ella las fuerzas se oponen y equilibran mutuamente porque hay una razón (o Dios) que organiza los hechos; de ahí por ejemplo, la libre competencia, el progreso como consecuencia de una “natural tendencia” a la vida humana, etc. la doctrina liberalista y, desde luego, la neoliberalista que no es más que su actual expresión, considera que los intereses egoístas de los individuos en el problema del comercio y de la industria serían suficientes para llevar a la sociedad a la consecución del más alto bienestar. Por ello esta doctrina considera que el cuidado de lo social no interesa, que sólo el individuo cuenta ya que lo social no es más que el resultado del mero juego individual, que se compensa solo. Todo marcha bien “naturalmente”. Se regula al estilo de la naturaleza. Es una sociedad de competencia en la que los factores y valores juegan solos. Competencia libre y ajuste individual son dos características del liberalismo individual.

1.1     LA EDUCACIÓN EN LA DEMOCRACIA

El “descuido” de lo social, por parte del liberalismo, el neoliberalismo, así como de su actual expresión como es la “globalización”, conducen a la continuación del alejandrinismo en la escuela, como opina Kilpatrick, o sea, el aprendizaje de libros, de palabras, de ideas, es decir, educación para el intelecto y desalojo de la vida.

Comúnmente, democracia es denominada “el gobierno de la mayoría” o “gobierno del pueblo”. También se ha dicho que democracia es “un estilo de vida”.  Una democracia es más que una forma de gobierno: es primariamente un modo de vivir asociado. En este marco, el término democracia tiene dos sentidos. Por una parte, indica una clase de gobierno, un gobierno del pueblo; por otra, significa una forma de vida, un tipo y calidad de vida en sociedad.

Ahora bien, ¿cuál es la cualidad de la vida social en democracia? Según Dewey, ésta esta determinada por dos factores:

a)    existencia de variados intereses participando en un proyecto común
b)    interacción cooperativa entre los grupos existentes en el cuerpo social

Esto requiere un cambio en los hábitos sociales, así como un hábito al cambio porque el reajuste a situaciones nuevas es permanente en un proceso democrático.

En la democracia así entendida desaparece la actitud liberal, pues, hay necesidad de controlar el juego de los intereses y de controlar también el choque entre ellos, ya que existirá siempre intereses opuestos, sobre los cuales deberá prevalecer el interés de los más. A esto debe agregarse que uno de los rasgos más importantes de la democracia es que todos tienen las mismos derechos, las mismas obligaciones, así como las mismas oportunidades de realización personal.

Por todo lo anterior, la educación en democracia debe despertar en los individuos un interés personal por lo social, debe desarrollar una conciencia de igualdad, cooperación, solidaridad y participación social, por ello, la educación debe preparar al individuo para el trabajo productivo y la vida humanamente compartida.

A veces pareciera ignorarse que la educación es el arma, la mano con la que la sociedad prepara y sostiene su futuro. Se olvida que mirar por la educación es salvaguardarlo. Descuidar la educación es hipotecar el futuro (advertencia ya hecha por Aristóteles).

Ahora vuelve a aparecer en el plano internacional la educación como posibilidad de creación del mundo nuevo, y estructuradora de un orden social. Reaparece la vieja idea de Fichte, quien creía que con la educación nacen y se forman todas las grandezas de un pueblo. Refiriéndose a Alemania en decadencia y a su posibilidad de estructurarse como gran nación, decía: "esto sólo lo podemos alcanzar, y es con lo único que podemos contar, por medio de la nueva educación”.

Que la educación es el medio para la renovación del orden social, lo vio Gandhi, cuando enfrentando el problema social: India tendía a desintegrarse por la diversidad de lenguas, de castas, etc. y, el problema económico: India no tenía salida para una economía de autoabastecimiento después de la explotación británica, sólo halla salida a través de la educación y crea el mundialmente conocido Nai Talim (nueva educación).

Este Nai Talim es el medio para estructurar un nuevo orden social que se puede resumir en dos palabras: Trabajo cooperativo. Y esa educación es educación para la vida (no para la literatura), a través de la vida (en el aprendizaje efectivo que ofrece el trabajo) y durante la vida (abarcando todas las etapas. Así dice Aryanayakam, colaborador de Gandhi: “El último objetivo de la educación básica es ayudar a que todos los jóvenes de la India lleguen a ser 1º ciudadanos de un nuevo orden social, basado en el trabajo cooperativo”. Y, en palabras de Gandhi, el objetivo del Nai Talim es “un orden social más justo en el que no exista la antinatural división entre los que tienen y los que no tienen”. 

2.   EL FACTOR ECONÓMICO


Bernardo Kliksberg, reconocida autoridad internacional en el campo de la lucha contra la pobreza, asesor de Naciones Unidas, OIT, UNESCO, UNICEF, OPS y otros organismos internacionales, como director de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo, ha escrito 35 obras en temas de pobreza, política social, gerencia social, reforma del estado, y ética y desarrollo.

Este intelectual nos habla de la preocupante crisis que vive el mundo en desarrollo, señala acertadamente que, a pesar de los múltiples indicadores de alarma, muchos en la sociedad latinoamericana han perdido la sensibilidad frente a los problemas que aquejan a los más vulnerables, es decir, a los pobres y expone una nueva visión del desarrollo, una visión basada en los ideales de justicia y ética que deben de regir la vida del ser humano.

Kliksberg señala que la pobreza que afecta a más de la mitad del continente no es sólo una cuestión de carencias económicas. Ésta tiene múltiples dimensiones... “entraña una violación de los derechos humanos en gran escala”. Derechos como el acceso a la salud, a formar una familia y tener la estabilidad para mantenerla, a la nutrición, a la educación, al trabajo, a la propia cultura, a ser escuchados, a participar, agrega que los pobres son vistos por diversos sectores de la población como seres inferiores. “Su cultura, sus valores, sus creencias son descalificadas.

Kliksberg nos dice: “La desigualdad económica es el peor obstáculo para el mejoramiento de la educación, clave del progreso tecnológico y fin en sí mismo. Crea circuitos educativos diferentes para cada sector social. Las tasas de deserción y repetición son mucho mayores entre los desfavorecidos por el impacto de la pobreza…. Las elevadas tasas de deserción y repetición de la región resultan en un índice de escolaridad promedio por habitante de 5.2 años. ...[éstas] están vinculadas a la pobreza y al patrón de inequidad general. Se estima que el 60 % de los niños de la región son pobres. Estos niños tienen posibilidad de ingresar al sistema educativo, pero su probabilidad de completar los ciclos escolares está totalmente condicionada a su situación socioeconómica”, nos dice este autor.

El hecho de que 22 millones de niños menores de 14 años, en América Latina, se vean obligados a trabajar, la desnutrición, la desarticulación de familias bajo el embate de la pobreza, son causas esenciales de la alta deserción y repetición y repetición den los estratos pobres. Por otra parte, señala el autor, las desigualdades en educación contribuyen a la generación de desigualdades en salud, que posteriormente vienen a afectar las posibilidades de trabajo y las condiciones socioeconómicas básicas, traduciéndose luego en problemas en la educación. “Se configura así un círculo perverso de pobreza.”

3.   LOS FACTORES SOCIOCULTURALES

La educación tiene -según lo expresa Hanna Arendt (1993)- la misión de mediar entre el niño y el mundo, de manera de permitir que el primero se integre en el segundo minimizando el riesgo de rechazo que existe naturalmente entre ambos. Esta integración, que pasa también por formar parte de los grupos de personas que ya son parte del mundo -es decir, los adultos- implica para el educador hacerse responsable del uno y del otro, en cuanto a que su tarea como mediador entre ambos (niño y mundo) va a determinar la manera cómo éstos se relacionan y sus expectativas de sostenimiento. De ahí su autoridad, de su gran responsabilidad. El educador es entonces un ser privilegiado en la construcción no sólo de la cultura, sino, como consecuencia de ella, de la sociedad, de la manera cómo sus alumnos ven al mundo, de la distintas perspectivas con que interpretan a este mundo, a la sociedad y a su existencia social e individual que otorgan un orden a su convivencia naturalmente gregaria.

Que la educación es un fenómeno social es, a estas alturas, una idea asumida por todos. Ya en sus albores la sociología se ocupaba de ello: Émile Durkheim lo aclaraba de la siguiente manera "la educación común es función del estado social; pues cada sociedad busca realizar en sus miembros, por vía de la educación, un ideal que le es propio" De ahí también la importancia política de la educación: la posibilidad de establecer un determinado orden social descansa en la forma cómo los ciudadanos entienden el rol de la sociedad, de sus organizaciones y de ellos mismos dentro de este sistema de relaciones; y esa forma de entendimiento sólo es posible de lograr mediante la educación de las personas.

Ahora bien, el hombre, ser social por naturaleza, se hace -o rehace- en la medida en que es educado. Antes ya hacíamos mención de Hanna Arendt (1993) quien explicaba el proceso de aprendizaje humano desde el punto de vista de su incorporación al mundo, bajo la idea de que su naturaleza social no basta para adaptarlo a la vida organizada con otros seres humanos, pues no hablamos de organizaciones sencillas, sino complejas, cargadas de historia, valores e intrincadas significaciones, "en sociedades tan vastas como las nuestras, los individuos son tan diferentes los unos de los otros, que no hay, por así decir, nada de común entre ellos, salvo su cualidad general de ser hombres" decía Durkheim (1998:18). Pues bien, así mirada la educación lo que propone es la construcción de un "hombre nuevo", distinto de cómo lo ha engendrado la naturaleza, busca crear un ser social (1998:18); pues es la sociedad la que nos enseña a dominarnos, a constreñirnos, es también, siguiendo sus necesidades, la que decide la cantidad y naturaleza de los conocimientos que debe recibir el niño y es la que conserva la conciencia adquirida por las generaciones anteriores y también la que la transmite a las nuevas generaciones.

Pues bien, la educación emerge como un fenómeno social no sólo por sus fines (integrar al niño al mundo-sociedad), sino también porque aporta con su ejercicio a la conformación de la realidad social y cultural de los distintos grupos humanos.

Fernando Savater (1996) dice, citando a Graham Greene, que "ser humano es también un deber". Es decir, "nacemos humanos, pero eso no basta. Además tenemos que llegar a serlo"; y la posibilidad de ser humano sólo se realiza efectivamente por medio de los demás, de los semejantes, es decir, "de aquellos a los que el niño hará todo los posible por parecerse". Y "si, -continua Savater- como dice Jean Rostand, la cultura es lo que el hombre añade al hombre, la educación es el acuñamiento de lo humano allí donde sólo existe como posibilidad. Lo propio del hombre no es tanto el mero aprender como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos". Entonces entendemos el porqué de la necesidad de la educación como acción organizada de humanos sobre humanos. Debemos estar de acuerdo en que el aprendizaje humano, lejos de ser idéntico al aprendizaje animal, es un proceso complejo, cargado de un sinnúmero de variables que lo determinan y lo diferencian en el caso de cada persona. Más aún si entendemos a la formación desde la perspectiva del sujeto, pues dice Moya (2002:23) que ésta "concibe el formarse parte de la historia de cada sujeto, unida e imbricada a la historia de otros. Es en esa historia común que el sujeto inscribirá sus nuevos aprendizajes", es lo que Bruner explica como la construcción de los conocimientos compartidos por parte de alumnos y profesor, en donde lo conocido se plantea abierto al escrutinio en un proceso social y no individual en el que se compara, contrasta y discute.

Podemos entender la complejidad del proceso de aprendizaje en las materias que se enseñan, pero debemos asumir que no es sólo eso: aprendemos contenidos e información, y desarrollamos habilidades y competencias; sin embargo, también aprendemos una manera de vivir, de ver al mundo, aprehendemos una cultura, una cosmogonía. Pero no es sólo eso: también es el aprendizaje de una serie de signos y significaciones, un aprendizaje de relaciones simbólicas, de un lenguaje particular, de un discurso específico que nos otorga una perspectiva para entender lo que sabemos y lo que somos capaces de hacer, tanto a nivel de producto tecnológico como a nivel de relaciones entre personas Es por eso que nuestro aprendizaje como humanos sólo es posible cuando estamos en contacto con otros seres humanos porque lo anterior sólo es posible aprenderlo de otros que lo hayan aprendido igual que nosotros: de la cultura, que es obra eminentemente humana.


El compromiso social de la educación y del educador, ante el panorama al que se enfrenta, debe revalidarse, reconceptualizarse, pues creemos con Martínez (2001) que "el compromiso radical de la escuela con la educación del ser humano no puede eludir su posición crítica con las políticas de injusticia y desigualdad. Ésta debe seguir siendo una cuestión básica en todo educador". Para nosotros la educación debe ser en esencia una liberación (Freire), en cuanto a que autonomiza a la persona de aquello que la limita, la emancipa de sus determinismos (Habermas, Groundy), para que pueda hacerse a sí misma. 

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