domingo, 9 de abril de 2017

LA NUEVA ESCUELA Y EL MODELO ACTIVISTA

¿Qué  es  la  Escuela  Nueva?


La Escuela Nueva rompe con el paradigma tradicional que explicaba el aprendizaje como el proceso de impresiones que desde el exterior se incrustan en los alumnos. En su lugar, la nueva escuela defenderá la acción como condición y garantía del aprendizaje. Para sus promotores, manipular es aprender, ya que es la acción directa sobre los objetos la que permite el conocimiento de los mismos.

Esta diferente manera de entender el aprendizaje genera en la escuela una verdadera revolución que se expresará en la búsqueda de unos propósitos distintos; lo cual, a su vez, incidirá en variaciones significativas en los contenidos, la manera como éstos se secuencien, las metodologías, los recursos didácticos y los criterios de evaluación. Aparece de esta forma el segundo gran modelo pedagógico: la pedagogía activa.


PARADIGMA PEDAGÓGICO DE LA NUEVA ESCUELA

La pedagogía activista explica el aprendizaje de una manera diferente a la pedagogía tradicional. El elemento principal de diferencia que  establece el activismo proviene de la identificación del aprendizaje con la acción. Se “aprende haciendo” dice Decroly, en un intento por sintetizar los lineamientos centrales la Escuela Nueva. El conocimiento será efectivo en la medida en que repose en el testimonio de la experiencia: en consecuencia, la escuela debe crear las condiciones para facilitar la manipulación y experimentación por parte de los alumnos. El niño pasa a ser así, el elemento fundamental de los procesos educativos, y tanto los programas como los métodos tendrán que partir de sus necesidades e intereses.

Esta nueva manera de entender el aprendizaje dependiente de la experiencia y no de la recepción generará un vuelco total en los modelos y experiencias pedagógicas. Sobre este nuevo paradigma se construirán la Escuela Nueva y la pedagogía activista.

  • Primer Postulado (propósitos):

El fin de la escuela no puede estar limitado al aprendizaje; la escuela debe preparar para la vida.

Para la pedagogía activista, la Escuela Tradicional redujo la función educativa a la transmisión de informaciones, limitando con ello el sentido de la escuela e inhibiendo la formación de personalidades libres, autónomas y seguras.

La escuela debe permitir al niño actuar y pensar a su manera, favoreciendo un desarrollo espontáneo, en el cual el maestro cumpla un papel de segundo orden y se libere el ambiente de las restricciones y las obligaciones propias de la Escuela Tradicional. Este proceso garantizará la experiencia con la libertad y la autonomía que se requieren en la vida. La escuela dejará así de ser un medio artificial separado de la vida, para convertirse en un pequeño mundo real y práctico que pone a los niños en contacto con la naturaleza y la realidad, con lo cual los prepara para la vida.

  • Segundo Postulado  (contenidos):

Si la escuela debe preparar para la vida, la naturaleza y la vida misma deben ser estudiadas.


Ya Comenius había insistido en su Didáctica Magna (1657) que lo que hacía falta en las escuelas era el conocimiento directo de las cosas. En vez de los libros muertos, dice, ¿por qué no podríamos abrir el libro vivo de la naturaleza? No las sombras de las cosas, sino las cosas mismas es lo que debe presentarse a la juventud

El activismo lleva a cabo esta transformación y, a partir de allí, sus seguidores han luchado por vincular los contenidos con la naturaleza y con la vida; en la práctica esta búsqueda ha conducido a la reivindicación de lo cotidiano y circunstancial, porque, de un lado, se entienden como las mejores expresiones de la naturaleza y la vida, y de otro, porque hacia allí lo impulsa el predominio asignado a los intereses y necesidades del estudiante.
  • Tercer Postulado  (la secuenciación):

Los contenidos educativos deben organizarse partiendo de lo simple y concreto hacia lo complejo y abstracto.

Al considerar la experiencia como la madre del saber, el activismo necesariamente adopta una secuenciación empirista. El punto de partida será la manipulación y el contacto directo con los objetos, los cuales se presupone que garantizarán la formación de conceptos. El cómo esta experiencia y manipulación se convierten en conocimiento general y abstracto, es una pregunta no resuelta teóricamente por el activismo; simplemente se asume que la experiencia tiene en sí misma la capacidad de organizar el conocimiento. Así comono es necesario quemarse para comprender el efecto del fuego o haber vivido en la época colonial para asimilar el sentido y las características de la independencia americana.

  • Cuarto Postulado  (el método): 

Al considerar al niño como artesano de su propio conocimiento, el activismo da primacía al sujeto y a su experimentación.

La principal modificación introducida por la propuesta activista al proceso educativo se relaciona con la metodología. Si el aprendizaje proviene de la experimentación y no de la recepción, como presuponían los enfoques previos, el maestro, el alumno y el saber, necesariamente. Deben cumplir funciones diferentes a las que el modelo tradicional les asignaba.

Ahora el alumno es el centro, el eje sobre el cual gira el proceso educativo. Sus intereses deben ser conocidos y promovidos por la escuela; aun más, ésta debe garantizarle la autoconstrucción del conocimiento, la autoeducación y el autogobierno. Para lograrlo, el niño debe retomar la palabra -que había monopolizado el maestro- en forma de diálogos y discusiones, como propone Cousinet, o en forma de imprentas y periódicos infantiles, como afirman Freinet y Decroly.

La libertad de palabra debe ir acompañada de la acción y para ello hay que permitir al niño observar, trabajar, actuar y experimentar sobre los objetos de la realidad. Así nacen los salones adecuados para los pequeños, propios de la escuela montesoriana, en los cuales se busca facilitar la acción de los menores. Son las casas de niños, como las llamó Montessori, y no para ellos, con lo cual quiso expresar la reducción de la intervención. Allí todo está hecho a la medida del infante, desde el tamaño de los muebles hasta la decoración.

No se trata -como diría Decroly- de llevar una gallina al salón de clase para que la observen los niños, sino de que ellos mismos la críen, la cuiden y la alimenten en el gallinero, acompañándola en la empollada de sus huevos y en el posterior cuidado de sus polluelos.

Como decía don Agustín Nieto Caballero (1977): “Esta escuela modelo de hoy es la escuela del movimiento, de la vida. Se hacen a un lado los caducos libros de texto, los cuadernos que llevaban los niños son reemplazados con grandísima ventaja por el manual modernizado que sólo sirve como guía, se abandonan las palabras dogmáticas y frías, el maestro habla en lenguaje sencillo, y cada niño usa su lenguaje natural, en vez de aprender definiciones y listas abrumadoras, se va tras de las cosas mismas. Se marcha el maestro al campo con su caravana de discípulos, allí enseña, más bien parece que con ellos estudia geografía, siguiendo el curso de un riachuelo, o historia natural en presencia de los insectos y de las plantas. Con ellos va a una fábrica y allí los niños se dan cuenta del trabajo -lección de estudios sociales- y advierten el progreso de las industrias -lección de física o de química aplicada-. Sale con ellos de paseo por la ciudad, y ante un edificio nacional, ante la estatua de un héroe, les da una sentida y eficaz lección de historia patria”

El método activista privilegia la acción pretendiendo encontrar en ella una garantía para la comprensión y el aprendizaje. El niño debe acercarse a las plantas y a los insectos para conocer las ciencias naturales, sobre los cuales experimentará en sus laboratorios. Visitando riachuelos, museos y fábricas, conocerá el mundo social y escribiendo se acercará a la literatura.

  • Quinto Postulado  (los recursos didácticos):

Los recursos didácticos serán entendidos como útiles de la infancia que al permitir la manipulación y experimentación, contribuirán a educar los sentidos, garantizando el aprendizaje y el desarrollo de las capacidades individuales.

Desde mucho tiempo atrás habían existido de manera fragmentaria y esporádica materiales vinculados a la enseñanza. Aun así, la pedagogía de la acción introdujo en ellos dos significativas modificaciones.           

En primer lugar, los nuevos materiales serían diseñados para los niños y no para los docentes, como sucedía anteriormente, aparecerían de esta forma lo que Michelet (1977) llama los “útiles de la infancia”.

En segundo lugar, los materiales estaban destinados a permitir mediante la manipulación y la experimentación, la educación de los sentidos del niño.

Las anteriores modificaciones hacen que los materiales no sean conocidos como recurso didáctico, sino como fin en sí mismo. No constituyen un medio para facilitar la enseñanza sino que son la enseñanza misma. La máxima “manipular es aprender” adquiere de esta forma toda su dimensión.           


LA PRIMACÍA DEL APRENDIZAJE POR DESCUBRIMIENTO

Como mencionamos atrás, para la pedagogía activista el aprendizaje receptivo es sinónimo de aprendizaje mecánico y el aprendizaje por descubrimiento lo es del aprendizaje significativo. Evaluar la validez de estas identificaciones es el propósito del presente numeral.

La diferencia entre aprendizaje receptivo y por descubrimiento proviene de que en el primero de ellos los contenidos se presentan a los estudiantes en su forma final para que sean asimilados, mientras que en el segundo, aquellos no se presentan directamente, sino que deben ser descubiertos por el alumno. La diferencia, como puede verse, es metodológica y no estructural, como supone el activismo, ya que no atañe a la naturaleza del aprendizaje sino a la manera como éste se realiza.

El aprendizaje que se realiza en la mayoría de conferencias y lecturas es receptivo ya que los contenidos suelen presentarse en su forma final. La solución de problemas, acertijos, o rompecabezas, y la investigación científica se desarrollan, por su parte, mediante aprendizajes por descubrimiento. Inclusive así, no podría afirmase que unas metodologías son “correctas” y otras no, sin tenerse en cuenta por lo menos los propósitos que buscan, los contenidos que se van a trabajar y el nivel de desarrollo de los estudiantes. Creer que existe un método general aplicable a todas las ciencias y a todos los niveles ha sido una de las ingenuidades del activismo.

La escuela tiene que lograr que los aprendizajes de sus estudiantes sean significativos, es decir, comprensibles, y relevantes para el pensamiento y ello sólo puede lograr mediante formas receptivas o por descubrimiento. De la misma manera que aprendizajes repetitivos o memorísticos pueden darse mediante el descubrimiento y la recepción.

El mayor aporte de la teoría del aprendizaje significativo a la educación proviene de la distinción señalada anteriormente. Creer que existe un método general de enseñanza aplicable a todas las ciencias, edades y niveles de desarrollo, y que en la escuela debe predominar el aprendizaje por descubrimiento ha originado uno de los mayores problemas al activismo, pues, el aprendizaje por descubrimiento, tiene posibilidad de ser utilizado en la escuela en determinados períodos y condiciones, en otros no.

Ausubel le asigna a los métodos por descubrimiento tres principales opciones de aplicación a la enseñanza:

·         Con niños del período preescolar o primeros años de primaria
·         Con alumnos de mayor edad al iniciar el estudio de una disciplina nueva
·         En la evaluación.

La primera de estas aplicaciones proviene de que en los niños pequeños predomina más la formación de nociones que la asimilación de conceptos de una manera espontánea e inductiva; el niño adquiere sus primeras herramientas para hacer predicados particulares sobre las cosas. El método de descubrimiento procede de manera similar y de allí su adecuada utilización para niños en general menores de 7 años de edad.

La segunda aplicación se deriva de la expectativa inicial que produce encontrar un con tenido que no ha sido presentado en su forma inicial y porque incluso podría aplicarse a la presentación de nuevos temas.

La tercera es una novedosa forma de utilización en uno de los aspectos más débiles de la práctica educativa. Podemos denominarlo método de problemas hipotéticos. Si a un estudiante se le solicita que defina la rotación de la tierra, el sistema nervioso parasimpático o la ley de gravedad, para citar sólo algunos ejemplos, su respuesta no permite distinguir entre el aprendizaje memorístico y el significativo. No es posible, por tanto, determinar si el estudiante comprende o simple mente ha aprendido mecánicamente.

Por el contrario, si al estudiante se le solicita que deduzca el efecto que tendría la interrupción del movimiento de rotación del sistema parasimpático o de la ley de gravedad, su respuesta permitiría distinguir entre el aprendizaje mecánico y el significativo.

ALGUNAS OBSERVACIONES

Reconociendo que existen condiciones adecuadas en la utilización del método por descubrimiento, se hace necesario resaltar sus limitaciones, ya que, como hemos dicho, el activismo generalizó indiscriminadamente una metodología válida para ciertos propósitos y condiciones.

En primer lugar, no puede ser privilegiado en la enseñanza de las ciencias, ya que éstas, como cuerpos teóricos que son, formadas por conceptos y relaciones estructuradas y jerarquizadas. no pueden ser asimiladas de manera espontánea por el estudiante. Sería absurdo pretender que el estudiante descubriera todo el legado de la cultura realizado durante siglos mediante el arduo trabajo de cientos de sociedades y millones de individuos de condiciones raciales, culturales, sociales e ideológicas distintas. Además de imposible, sería inútil.

En segundo lugar. su primacía conduce a la formación de concepciones espontaneístas que privilegian la “opinión” sobre la investigación y la intuición sobre el trabajo sistemático, produciendo además, una gran indiferenciación entre el conocimiento cotidiano y el conocimiento científico. Abusando del lenguaje, podríamos decir que favorece un pensamiento “silvestre”. El niño del preescolar piensa así. Opina sobre todos los temas, pero no sustenta nunca sus opiniones; le produce novedad el sonido de la guitarra, pero no por ello abandona el juego para iniciar un trabajo que le permita producir a él mismo un sonido similar.


¿Debe ser propósito de la educación promover estas características a otras edades?

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